Texto y Fotografía: Karen Ballesteros y Jordana González
Como cada año, mujeres de todas las edades realizaron una ofrenda -el 1 de noviembre-, recordando a las miles de “hermanas” que han sido asesinadas, en su mayoría, por quienes “decían amarlas”. En esta ocasión, la quinta emisión de la Marcha de las Catrinas se realizó en memoria de las mujeres mexiquenses, pues el Estado de México es la entidad con mayor número de feminicidios registrados, pese a tener cinco Alertas de Violencia de Género.
Niñas que no pasan de los 10 años de edad marchan junto a sus madres; gritan por el alto a los feminicidios en México, un país que odia a sus mujeres.
Irlanda expone que el padre y la abuela de su hija de 2 años, le arrebataron a la pequeña entre golpes y empujones. Acusa intento de feminicidio por parte de su esposo. Al denunciar, el Ministerio Público de Morelos lo calificó como violencia familiar.
Madre de Alejandra García Andrade, mujer secuestrada y asesinada en septiembre de 2001, en Ciudad Juárez, Chihuahua. A casi 20 años, su feminicidio sigue impune.
«Las mujeres que estamos aquí no somos una mínima cifra, como nos llamó la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero. No somos cifras, somos personas«.
«Mi niñita mexiquense, te fuiste para la escuela y te encontré en el forense. Te matan los delincuentes, Llorona, te mata la policía”.
De enero a septiembre de este año se han registrado 704 feminicidios en el país. El Estado de México encabezó la lista, con 106, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Agrupación SnowApple: “Ser mujer es delito, Llorona, con sanción bien definida. Te agarran cuatro canallas, Llorona, y te arrebatan la vida”.
¡Ni una más, ni una más, ni una asesinada más!
¡No les vamos a ceder ni un cachito de calle, aquí están las feministas contra la violencia, no lo dude nadie!
“Me han quemado, me han matado, pero yo he vuelto a nacer como bruja, como hechicera, pero en cuerpo de mujer guerrera”.
Ésta es sólo una parte de las historias que el Estado de México se ha tragado y olvidado. Son más de 30 años de sobrevivir en un país feminicida.